La lluvia cae,
tierna sobre las hojas
Empapándolas
de un dulzor enternecido.
Miles de gotas mágicas, cristalinas,
adornan el suelo cubierto por las hojas.
Las miro caer todas,
una por una.
Multiplico mis ojos
para vivir el placer
de mirar tan mágico momento.
Una a una, las detallo,
pequeñas, grandes,
como una bola de cristal en miniatura.
Redondas algunas,
otras en forma de diamante.
¡Mira ésta! Ésta, allá está otra.
De pronto... veo una gota que me incita al recuerdo,
a la poesía,
y me obliga o posar mis millones de ojos sobre ella.
Extraña, cristalina, profunda,
con colores que ciegan,
y destellos de luz que entran en mis pupilas.
Fijo mi mirada en ella
y de pronto me habla.
¿Nunca me habías visto?
¿Por qué te extrañas?
Siempre he estado aquí.
Quise hablarle,
pero mis cuerdas vocales no responden,
Estaba inmóvil, ante tanta belleza.
¿De donde viene? - Me preguntaba en mis adentros –
¿Acaso la envió Dios?
Sí... Solo Dios podría crear tanta belleza,
¡Hijo! Nunca sabrás de donde vengo; me respondió,
- no se como logro escuchar lo que pensaba -
¡No tengas miedo!, - dijo -,
puedes entrar.
-De nuevo escuchó lo que pensaba-
había estado pensando si podía recorrer
su interior de colores y nubes.
No alcancé a pensar nada por momentos,
cuando sentí que volaba entre nubes de colores
y aromas de ternura,
Colores que rozaban mi piel,
empapándola de un dulzor tierno y mágico.
Mientras volaba, la escuchaba;
su voz se confundía con melodías
que endulzaban las nubes de colores.
¡No siempre se es libre! – Me decía –
pasiones y demonios se hacen dueños del ser.
La libertad es amar, es compartir,
es vivir sin temor, sin odios ni rencores.
¡Nunca envidies, hijo!.
Este es el pecado más cruel del ser humano.
Vive,
sé feliz,
olvida los temores.
Da rienda suelta a tus sueños,
Busca siempre vivir en armonía con nuestra madre,
la de todos,
ella nos proporciona el placer de vivir
Todo, de todo nos provee,
no falta nada;
Solo aprende a vivir.
Aprende a compartir,
a respetarla y convivir con ella.
Óyela siempre; ella nos dice todo,
en ella se dibuja el mapa de la vida.
Solo con ella lograrás ser feliz.
Al despertar
me encontraba sentado bajo un árbol.
Miré a mi alrededor,
y las hojas estaban empapadas de lluvia,
Y un arco iris se dibujaba majestuoso
en el cielo distante.
Caminé hasta mi casa,
y al entrar en ella
aún olía a nubes y colores;
y su voz permanecía en mis oídos
como tierna música de miel y arco iris.
Extraña experiencia – me decía -
Mañana...
seguro volveré a encontrarla
11/7/07
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